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En los años noventa, no puedo recordar con exactitud el día, ni el mes, ni el año en que sucedió en Cali un hecho importantísimo para los titiriteros y títeres de esta provincia colombiana , propiciado por ATICO:(asociación de titiriteros de Colombia) el congreso nacional de títeres, hecho que genero una tribuna. Visitantes de otras regiones, todos titiriteros: vallenatos, rolos, paisas, boyacos, manizalitas, ¡eche no joda que cosa tan espectacular!, ¡eh ave Maria realizamos un desfile de títeres y titiriteros por Cali!, ¡mirá vé, hasta soñamos en chiva y con chirimía a bordo! y como un rió desembocamos en San Antonio, finalizando con una de las tomas mas alegres del bello teatrino de la colina, se podría decir que estaba todo Cali, niños, niñas, abuelas, abuelos, mamas y papas, llenos de alegría y risas resonantes sobre las bellas y altas montañas de los farallones.
La fiesta finalizo, las niñas y los niños, a la escuela, los demás, de regreso al televisor. La ciudad se lleno de un tedio caliente, los farallones callaron... ecos de carros, no sonríen, gruñen, gruñen tan fuerte que la brisa con olor a borojo y chontaduro juguetona entre las faldas de las muchachas y cabellos de los muchachos, no retornó.
Por esos días nosotros el PEQUEÑO TEATRO DE MUÑECOS recién habíamos creado un proyecto llamado "la casa de los niños", con la complicidad de una empresa caleña.
En una casa alta, (donde nació el reciclasueños) a espaldas de la gobernación del Valle, nuestra morada de proyectos y sueños titeriles, allí, en una de esa charlas de trabajo bañadas por café, recordamos con nostalgia la algarabía del congreso titiritero, y mas tarde en otro sorbo, empapamos el espectacular recuerdo de la hermosa carpa de circo del grupo moderno teatro de muñecos de costa rica, dirigido por el maestro Enrique Acuña, grupo que nos sedujo a conocer la dimensión de la fantasía: ¡los títeres!. Ese mismo día como por arte de magia, gracias a otro sorbo mas dulce de café y preparado por la "tiz" recordamos que cerca de nuestra casa en donde vivimos con nuestro hijos, primos y otros familiares, había una añeja carpa muy parecida a la de costa rica, la imaginamos nuestra, pero había una dificultad, era de los militares; nuestra casa estaba ubicada al costado izquierdo del batallón Pichincha, esa carpa nos seducía a gritos nos decía que no solo estaba allí para ser zangoloteada por el viento. Pasaban los días entre nuevos sorbos y nos decíamos que la carpa estaba allí, esperándonos, a veces llegamos a pensar que nos susurraba al oído y que no era la brisa quien la mecía si no que ella nos bailaba por las tardes insinuándose con el silbar del viento. Un día mas lejano, alguno de nosotros soñó y soñamos todos lo mismo..., ¡pedir prestada la carpa! y hacer dentro de ella algo, si algo, en esos tiempos Cali era monótona, tan monótona que era necesario inventarse algo nuevo, algo tan espectacular como el imán del man de cien años de soledad, algo que convocara y conmoviera nuestra ciudad...
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y así fue, en 1998 se nos prendió "el farolito" que ilumino el camino, invitando a nuestra gente caleña a la primera feria de los títeres, la que acompañamos de una feria de juguetes pues en esos años aparte de ser titiriteros teníamos hilos, sobrinos y nuestros hijos, eran niños, por eso en las mañanas hacíamos títeres y en las tardes jugábamos con ellos trompo, balero, maromero, construíamos zumbambicos y girábamos la pirinola que cayo por el lado: "todos ríen".
Así nació bajo una colorida carpa de circo la feria nacional y la lúdica tradicional, fecha de la cual si quiero acordarme —Walteeeeer, buscá la fecha en el aficheeeeeee- recuerdo que esta primera versión de nuestra feria fue maravillosa a pesar de todas las dificultades pues nos toco trasladar la carpa, casi que palo por palo, mástil por mástil, gradería por gradería, color por color (ieh, sin exagerar!), hasta una zona verde aledaña al coliseo del pueblo, parecíamos titiriteros de circo de pueblo porque todas las noches nos tocaba dormir bajo su regazo de arco iris, al amparo de nuestra payasita: la micro bus VolskWagen, la que conocen todos los caleños. Allí dormíamos... hacíamos vela, en esas noches de tragos amargos porque no había azuquita pal café y por turnos, con un farolito cuidábamos la colorida cómplice de nuestros sueños, pues el sitio era muy inseguro y teníamos el gran miedo que al despertar hubiera desaparecido como por arte de magia.
Con la confabulación de algunos titiriteros y otros artistas de la ciudad dimos apertura a este maravilloso sueño titiritero que hasta la fecha ha convocado a muchos grupos de numerosas ciudades de Colombia y el mundo. Recordamos a Zuro, hilos mágicos, teatro comunidad, la compañía de marionetas Hilos, paciencia de guayaba, camaleón, teatrico, la polilla, tanxarina, el retal, mano a mano y los titiriteros de Binéfar, quienes en unos de sus libros de títeres hacen alusión a este importante hecho titiritero: las ferias y los festivales de Cali.
Exaltamos el apoyo de instituciones publicas y privadas, agradecemos a los medios de comunicación por dejarse conquistar por los títeres, y esperamos de todos ellos un mejor y significativo apoyo para que estas ferias titiriteras continúen alegrando a Cali, permitiéndonos a todos, mecernos en la maravillosa dimensión de la fantasía.
Son veintiún años fantásticos e irrepetibles, reales experiencias, duras y maravillosas, agradecemos de corazón a quienes las valoran, pero nos preocupan aquellos que se atreven a desprestigiarla y hasta llegar al gran equivoco de protestar los débiles presupuestos asignados por la secretaria de cultura del municipio a estos eventos.' Las ferias de los títeres son proyectos de ciudad!, ¡no jodan , están locos!, ¡son proyectos que traen magia y alegría, convirtiéndose en patrimonio de los títeres del mundo y de la familia caleñal.
Este 12 de octubre del 2018 damos apertura a la veintiuna feria internacional de los títeres e invitamos a todos a celebrar, para que las risas y la algarabía resuenen nuevamente el las bellas y grandes montañas de los farallones de Cali...